CADÁVERES ENTERRADOS

BUEN DÍA ESTIMADOS ESTUDIOSOS DE LAS CIENCIAS FORENSES


Cuando se descubre un cadáver, los investigadores deben determinar quién es, dónde y cuándo ocurrió la muerte, y cómo y por qué se produjo el fallecimiento. El proceso de identificación también puede comenzar incluso antes de que el cadáver sea descubierto en el mismo momento en que una persona o grupo de personas son reportadas como desaparecidas o presumiblemente muertas.








En primer lugar, debemos recopilar los datos ante o prost-mortem, con ello se hace referencia a toda la información y documentos reunidos por una persona durante su vida que pueden ayudar después de su deceso. Esto incluye una descripción física como la edad, sexo, color de pelo, altura, etc.; los antecedentes médicos y dentales (incluyendo radiografías), características individuales como tatuajes y fotografías recientes.


Esta información también puede incluir detalles de la ropa al momento de su desaparición y los objetos personales que llevaba. Cualquier cosa que pueda ayudar a identificarla es relevante. Una vez que se recogen, los datos pueden ser comparados con información similar obtenida de cadáveres no identificados, con el fin de encontrar una coincidencia. Ante la desaparición de un solo individuo o la ocurrencia de un accidente fatal que involucra a varias personas, los registros previos a la muerte son un componente esencial del proceso de identificación.


Preplanificación: En el caso de cadáveres enterrados, la preplanificación debería incluir, además de todas las facetas administrativas del caso, un listado de variados y necesarios expertos forenses (de rápida localización), dentro del cual deberían contemplarse los siguientes:








- Un médico legista, quien podrá interpretar y diagnosticar los cambios provocados por el deceso y las lesiones.

- Un arqueólogo forense, quien podrá llevar a cabo estudios científicos sobre restos de diferentes material, culturas y actividades de la vida humana pasada.

- Un antropólogo forense, a cuyo cargo estará la apreciación, clasificación y estudio de restos óseos, con el propósito de establecer su origen, raza, características físicas, relación social y cultural, sexo, etc.

- Un odontólogo forense, para proveer asistencia en la identificación de cuerpos a través del examen dental y cotejo con el material de archivo que hubiera de los mismos, así como también para interpretar las huellas de mordeduras.

- Un toxicólogo forense, para que se expida sobre la presencia de venenos u otras sustancias tóxicas en el cuerpo hallado.

- Un psiquiatra forense, para temas de orden mental, emocional y desórdenes del comportamiento.


El empleo de la palabra forense en cada una de las especialidades médicas, significa la relación y aplicación de hechos médicos a problemas legales. Obviamente, también la presencia del técnico especialista en la escena del crimen y el apoyo que le brinda el laboratorio de criminalística, son de vital importancia.




Descubrimiento:
Existe un determinado número de hechos vinculados con cuerpos enterrados, que comienzan a desarrollarse como resultado del hallazgo accidental, sin previo conocimiento o sospecha del lugar donde se encontraba. La primera obligación de un funcionario responsable de tal caso, es establecer una lista de prioridades, dejando de lado las presiones tanto internas como externas que pudieran surgir. Inmediatamente después de notificado del hallazgo, se canalizarán los medios adecuados para salvaguardar la escena, antes de su arribo, siempre que ello sea posible.


Antes que nada se llevará a cabo un relevamiento topográfico y planimétrico del sector en estudio y de sus adyacencias, con las referencias métricas del caso. La búsqueda podrá entonces continuar, ya sea en forma visual como con asistencia mecánica (detector de metales, etc.). Se tomarán vistas fotográficas integrales, incluyendo algunas áreas de toda la zona, de ser posible. 


El equipo se moverá gradualmente, documentando todo hasta su arribo al sitio de la sepultura, tratando en las idas y venidas de utilizar siempre el mismo camino (al menos en la etapa inicial de la búsqueda), para preservar tanto como sea posible el área general.
Las fotografías no deberán incluir personas u objetos ajenos a la escena, pero sí contendrán números, reglas y flechas que señalen el norte magnético.




Cuando se cava una tumba y la tierra extraída se ubica cerca de la misma, la superficie del terreno se ve perturbada; por ende, se considerará lugar de la sepultura o tumba al sector donde exista tal perturbación.

Excavación:
La superficie de la tumba deberá ser ahora limpiada para extraer materiales extraños o ajenos y lograr visualizar su delimitación real. Ello deberá concretarse con herramientas tales como una zapa de hoja plana o una paleta de mano. Las dimensiones obtenidas se anotarán en el plano o mapa correspondiente y se dará comienzo entonces a la excavación.

Antes de esta excavación y luego de que se hayan tomado las fotografías del sitio en su condición original, se procederá a cuadricular en un plano y en el propio lugar, mediante estacas y cuerdas o hilos tensados, tanto en el sentido horizontal como vertical (a medida que se profundiza). El dibujo completo reflejará con precisión los diferentes niveles verticales en que fueron detectados elementos y las distancias en el sentido horizontal. Deberán recogerse muestras de suelo, para comparación, en cada lugar donde sea detectado algún elemento de interés, además de ser convenientemente documentado. No debe olvidarse que cualquier objeto puede conservar huellas digitales latentes.




El cadáver: 
Cuando el cuerpo no está cubierto y tiene tejidos, el médico legista puede llevar a cabo un examen superficial de la escena. Cuando éste ha concluido y se han tomado las vistas fotográficas respectivas, se dispondrá de una sábana limpia para depositar el cuerpo extraído, de manera tal de poder preservar cualquier evidencia que no haya sido vista en el momento y que se podría perder en el traslado.




De tal manera, y de ser posible dentro de una bolsa plástica hermética, se enviará el cadáver a la morgue para la posterior autopsia. Si un cuerpo desenterrado tiene aún restos de tejidos, corresponde la realización de una autopsia. Este examen post-mortem, donde se llevan a cabo análisis de sangre y otros fluidos corporales, rayos X, etc., puede revelar la causa de la muerte, si las heridas presentes fueron realizadas con anterioridad o posterioridad al deceso, las posibles armas empleadas, la identificación del fallecido y demás información necesaria y esencial para la investigación exitosa del caso. La presencia de un cuerpo en avanzado estado de descomposición no es razón para desesperarse, ya que muchas cosas pueden aprenderse de lo que parece ser la desahuciada caricatura de un ser humano. 

Si se trata de restos óseos de apariencia humana, cabe entonces la intervención de un antropólogo, quien posee los conocimientos como para ofrecer la siguiente información: 

- Sexo 

- Edad 
- Grupo étnico/ raza 
- Estatura 
- Estimar la fecha de la muerte 
- Causas de la muerte 
- Reconstrucción de los tejidos blandos faciales 
- Historias clínicas





Fuente: Manual de Criminalística 

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