DEPENDENCIA EMOCIONAL




BUENAS TARDES ESTIMADOS ESTUDIOSOS DE LAS CIENCIAS FORENSES



La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por la creencia en el paciente de no valer lo suficiente y de buscar su seguridad continuamente en los otros y en factores externos, sin confiar en su criterio interno y sus recursos.


La dependencia emocional se origina en la niñez por no ser amado de forma apropiada por las personas más significativas para el niño: sus padres, hermanos o las personas más cercanas, lo que le genera una baja autoestima. Se puede acrecentar durante el período escolar (a no ser que el niño tenga la suerte de estar rodeado de excelentes educadores) y durante la adolescencia. Ya de adulto el dependiente emocional recrea situaciones en las que asume un papel sumiso intentando siempre complacer a los demás con el fin de mantener el vínculo con los otros a toda costa y evitar así un posible rechazo que teme con pavor.

El dependiente emocional acepta desprecios y maltrato como algo normal y tiende a sentirse atraído por personas que aparentan una gran seguridad en sí mismas y que tienen una personalidad dominante. 

Desafortunadamente, el dependiente emocional no ha conocido lo que es el amor genuino entre dos personas que se respetan y se intercambian afecto, tiene dificultad en tomar las riendas de su vida y espera que aparezca esa persona especial que le hará feliz y acabará con su soledad y angustia vital



La dependencia crea un tipo de relación tóxica, a menudo, no sólo por causa del dependiente sino también por causa de la persona que elige a un dependiente como pareja y que lo necesita para llenar asimismo un vacío. Esta dinámica puede desencadenar en relaciones muy destructivas en las que las dos personas en la relación están enganchadas al otro aunque se destruyan.

Las relaciones más destructivas son, de hecho, las formadas por dos dependientes emocionales, uno, dependiente dominante, normalmente narcisista, incapaz de dar amor quizá porque sufrió de niño una decepción que le marcó y le hizo concluir que no era seguro poner todo su amor en una sola persona, y un dependiente sumiso que recibió un amor ambivalente (manifestaciones extremas de amor alternadas con broncas e insultos) que le hizo concluir que tenía que comportarse como se esperaba de él en lugar de ser él mismo. 

Ambos buscan amor pero ninguno se ama a sí mismo. Este tipo de relación es llamada, por algunos autores “relación evasivo/ansioso”, por otros “relación peter pan/wendy”, etc. 


El ser humano necesita sentirse reconocido, aceptado y valioso en sus relaciones. En realidad toda persona es en parte dependiente, incluso las personalidades narcisistas que declaran no necesitar a nadie. El ser humano es “en relación” y precisa de la mirada del otro para reafirmar su identidad. Uno se siente más libre de parar poder decir “no” y dejar de consentir lo inaceptable si cuenta con una buena red de apoyo social, es decir, si es rico en relaciones y pertenencias. El problema surge cuando la dependencia se suscribe a una sola persona. Podría decirse que la persona independiente es la que mayor número de vínculos de dependencias tiene.

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