RELACIONES TOXICAS




BUENAS TARDES ESTIMADOS ESTUDIOSOS DE LAS CIENCIAS FORENSES



Son relaciones en las que quedamos atrapados por una especie de red negativa, no solo se refiere a relaciones amorosas sino que pueden ser relaciones de amistad o familiares.

Las relaciones tóxicas son aquellas que nos hacen sentir mal, cambiar de formas que no nos gustan, nos alteran de maneras que no podemos controlar o destruyen quienes somos. Son relaciones que nos hacen infelices. Y además de las que es muy difícil salir.

Típicamente son relaciones en las que una persona es dominante, o sumisa, o hay problemas de comunicación, manipulación, mentiras o chantajes. Son relaciones en las que una o ambas partes sufren pero a las que no sabemos poner fin.

Las relaciones tóxicas nos atrapan, como si fuera un pantano con arenas movedizas y cuanto más queramos librarnos, más difícil se nos hace desengancharnos de sus garras.




Una de las relaciones tóxicas más comunes son aquellas donde una sola persona está a cargo o decide. Quiere siempre tener el control, no escucha las opiniones ajenas, no está de acuerdo en la justicia ni en la equidad. Esa persona es la única que crece, mientras que la otra cada vez se hunde más.



En segundo término, también lo son las relaciones que cumplen la función de “llenar” o “completar” un vacío existente. Debemos conseguir sentirnos plenos por nosotros mismos, sin que otro sea el encargado de suplir las carencias.

El tercer tipo que hay que evitar son las relaciones codependientes. Son aquellas en las que ambos integrantes son pasivos y dependen del otro para ser felices, no saben lo que es la individualidad y precisan de la aprobación externa para actuar, siempre priorizan las necesidades ajenas por sobre las propias.


La idealización o las expectativas subrreales son también un tipo de relación tóxica. Estas ocurren cuando se exige una perfección imposible de alcanzar, cuando se espera todo el tiempo cambiar al otro hasta que se amolde a nuestros gustos, etc.

También son relaciones tóxicas las de esas personas que utilizan problemas pasados para justificar lo que hacen en el presente. Pueden ser unos padres muy autoritarios, una pareja celosa o un abandono en la niñez. Todo vale como excusa de los actos diarios.

Por último, están las relaciones que se basan en la agresión-pasividad durante la comunicación. Cuando en vez de hablar abiertamente se lo hace con indirectas o prejuicios, cuando las palabras o la actitud siempre es hostil y cuando no hay atención al tratar entablar un diálogo.


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