EL HOMICIDA
BUENAS NOCHES ESTUDIOSOS DE LAS CIENCIAS FORENSES
Hemos podido observar que el homicida es un individuo que tiene hábitos
y normas sociales adaptadas a su medio ambiente.
Sus costumbres son socialmente adaptadas (vida laboral, familiar,
social) carecen de antecedentes policiales y penales. Pero la investigación
minuciosa de sus historias clínicas revela también que estos individuos
tuvieron numerosas dificultades en su vida de relación.
Se ha observado en todo homicida una historia de frustraciones a sus necesidades,
acumulación de tensiones como consecuencia de la agresividad reprimida y
controles sociales que fallan en determinadas circunstancias. Es evidente que
en los homicidas existen ciertas características de personalidad y una
disposición a realizar la conducta delictiva. Pareciera que puesto en
determinadas circunstancias con una historia vital rica en obstáculos, el
individuo no puede hacer otra cosa que agredir. Consideramos que esa conducta
patológica es la mejor que él puede realizar en ese momento confuso y complejo
que debe enfrentar.
Creemos que hay una disposición, una tendencia a descargar esa agresión
que está muy unida la frustración de necesidades internas y externas. El hecho,
el lugar, la relación con la víctima, es decir, todas las circunstancias pre
delictivas, componen una circunstancia "especial" para él, que
prepara esa descarga agresiva. A veces es tan intensa esa agresividad que los
individuos la desplazan hacia personas que no conocen.
Clasificación
En nuestra experiencia hemos podido observar ciertas situaciones que se
dan más frecuentemente que otras en el homicidio. Esto nos permite referirnos
a: el homicidio como una conducta individual y el homicidio como una conducta
grupal.
En el homicidio como
una conducta individual, distinguimos: el homicidio por alcoholismo, por
discusión, o por pelea, por búsqueda de dinero, por identificación emocional y
finalmente el homicidio como una conducta psicótica.
En el homicidio grupal,
reconocemos: el homicidio por robo, por venganza y por enfrentamiento con otro grupo.
El homicidio como
conducta individual, se produce por lo general para solucionar un
conflicto interpersonal. El sujeto se encuentra ante el hecho de que debe
enfrentar un nuevo problema, esa circunstancia, acumulada a otras, puede
descargar en él una intensa agresividad, un descontrola veces tan impulsivo
que, por ejemplo, no puede dejar de golpear a la víctima.
Homicidio por alcoholismo. La
conducta delictiva en estado de embriaguez es muy común en Latinoamérica, según
Abrahamsen, el alcohol, como factor coadyuvante en un homicidio puede
interpretarse desde dos ángulos: la actividad del delincuente hacia el alcohol
en general y su actitud en el instante en que se cometió el homicidio.
Un alcohólico puede mostrar la misma pauta de conducta en el instante de
su homicidio, que en estados alcohólicos anteriores, la única diferencia es que
en estas últimas situaciones su conducta no fue tan extrema.
Homicidio por discusión o
pelea. El conflicto aquí está dado por una discordia, que puede ser causado
por un motivo sutil o, por el contrario, por una larga enemistad que conduce a la
agresión homicida.
Homicidio por búsqueda de
dinero. Algunos homicidios son realizados por "móviles “pecuniarios. Las
personas que cometen este tipo de conducta actúan, por lo general, de acuerdo a
las normas y valores de las subculturas delictivas a las que pertenecen, entre estas
personas se encuentran frecuentemente ladrones reincidentes.
Von Henting se refiere al asesinato por cobertura, es decir, que se
comete el crimen para ocultar un hecho punible menos grave. Este tipo de
homicidio se da por temor a ser denunciado o a la persecución. Un caso típico,
por ejemplo, es el de un matrimonio de estafadores que al principio sólo
cometían estafas a sirvientas, pero como los denunciaban decidieron matarlas
para asegurarse de que no hablaran. Pareciera que las largas condenas para los
estafadores y ladrones reincidentes atemorizan al delincuente y lo hacen buscar
una salida que es la del crimen.
También Abrahamsen se refiere al homicidio por móviles pecuniarios.
Quien lo realiza actúa con un concepto especial de la vida y de las reglas de
la sociedad. Este concepto se desarrolla como una consecuencia del hecho de que
su acción es aprobada por toda su personalidad.
Homicidio por
identificación emocional (celos). Algunos homicidas son el resultado
de un conflicto, donde se puede observar que el autor de la conducta delictiva
ha sentido que han herido su propia estimación y "el prestigio" de su
persona. Este tipo de conducta se manifiesta, por ejemplo, en el homicidio por
celos, el individuo cree poseer no solo a su compañera, sino que también tiene
el derecho de su posesión y eso hace que sea celoso, matando a su compañera se
restablece su propia estimación.
Hay formas de homicidios por celos, ligadas a condiciones sociales,
particulares y especialmente étnicas, por las cuales un hombre traicionado
llega a ser también un hombre deshonrado y despreciado, que sólo puede
rehabilitarse mediante el llamado "delito de honor".
Entre los factores pre-delictivos deben tenerse' en cuenta los
contrastes y los conflictos que se desarrollan entre el sujeto activo y el
sujeto pasivo de los celos. Son precisamente tales circunstancias las que hacen
siempre más pro-fundas las perturbaciones afectivas del sujeto y provocan una
progresiva debilitación de las fuerzas inhibitorias. Por eso frecuentemente los
homicidios por celos se cometen por motivos a veces sutilísimos o por
circunstancias aparentemente triviales que obran como factores desencadenantes.
En términos generales, en el fondo de un crimen de esta clase puede
hallarse el amor frustrado causado por una situación triangular.
Homicidio en estado
psicótico. Las conductas criminales pueden desarrollarse sin ninguna razón
manifiesta. Hemos conocido casos de homicidios bruscos e inesperados, cometidos
por esquizofrénicos. Se trata de conductas impulsivas, de crímenes cometidos aparentemente
sin vacilación.
El desencadenamiento imprevisto es propio de la impulsividad
esquizofrénica, que puede manifestarse en el odio agresivo con respecto a un miembro de
la familia o a un desconocido.
Hemos observado en la conducta post-delictiva de ciertos individuos que
han realizado un crimen al que podríamos denominar psicótico los siguientes
aspectos.
a)
Que realiza una conducta post-delictiva particular, que no se manifiesta
de ese modo en otros delincuentes, lista observación parece obvia pero existen
ciertas características comunes, propias en los ladrones, violadores,
esta-favores, etc., en función de la conducta delictiva, inclusive la conducta
post-delictiva del homicidio pasional, no es la misma que la del homicidio por
robo, etc.)
b) Una de
sus manifestaciones más peculiares es que el sujeto realiza una conducta
“opuesta" a la que cabría esperar que realice una persona que acaba de
matar a otra)
c) Surgen
las expresiones artísticas)
d)
Pensamos que la conducta de matar, en estos individuos es una reacción
agresiva ante un estado extremo de ansiedad, es una crisis en la cual la
conducta homicida es una defensa frente a la disgregación de su personalidad.
La conducta post-delictiva es aún la de una personalidad psicótica.
La conducta delictiva irrumpe en estos sujetos de una manera brusca no
acorde con su modo de vida, podemos decir que estos individuos utilizan su
agresión hacia el mundo exterior, con el objeto de impedir la disolución de su
personalidad. El tremendo esfuerzo realizado en la conducta homicida conduce
generalmente al individuo a des-cansar, a dormir, es decir, a negar
psíquicamente la conducta delictiva, anular esa conducta. Apenas ingresan a la
cárcel, estos individuos solicitan trabajo, de no obtenerlo, el homicida duerme
diez, quince y en algunos casos hasta dieciocho o veinte horas diarias.
Hemos podido observar a través de estas
breves descripciones que la conducta post-delictiva revelaría especialmente-te
en estos casos de crímenes psicóticos una coherencia con la patología expresada
a través de la conducta delictiva y con los rasgos de la personalidad anterior
al delito. Esto es lo que nos permite plantear a nivel de hipótesis, que la
conducta delictiva en estos sujetos se da de alguna manera como defensa frente
a una eminente desintegración de la personalidad.
Mayores estudios sobre la personalidad de
este tipo de homicidios y sobre las características de la conducta delictiva
con un criterio psicopatológico permitirían precisar más estas observaciones.
También hemos conocido casos de homicidio sustituto, es
decir, la muerte de una persona que sustituye al individuo al que se pensaba
matar. A primera vista el homicidio parece cometido en el curso de una
agresión, o de algún otro delito, sin embargo, es posible que al realizarse un examen
psicológico, pueda descubrirse una relación de carácter simbólico, entre el
autor y la víctima en que se pensaba primeramente.
Hesnard manifiesta que las diversas formas de
paranoia pueden dar lugar a conductas
delictivas. La afección comienza a menudo después de un periodo de depresión y de
concentración afectiva con tentativa de explicaciones de sus sufrimientos,
personales y morales mediante una conducta delirante que involucra a los otros
en forma de uno o varios perseguidores.
Si se trata de un delirio de interpretación,
el enfermo funda su convicción en multitud de signos, de deducciones, falsas
coincidencias y razonamientos tendenciosos, descubre poco apoco que le siguen
los pasos, que le acusan de algo, que comprometen su honor, etc., estos
enfermos a veces disimulan largo tiempo y perfectamente su delirio, pero muchos
de ellos acaban señalando entre sus enemigos a un adversario principal, único y
es entonces cuando piensan en hacerlo desaparecer y pasan al acto homicida.
Si se tratara de alucinaciones, el enfermo no
sabe en mi principio que es lo que le persigue, es un alguien anónimo. Pero
pronto sus alucinaciones, auditivas psicomotrices (hablan por él, por su boca)
e incluso olfativas (le espían, le lanzan malos olores), le señalan ciertos
individuos que conspiran contra él, y cuando aumenta esa certeza concentrada en
un solo perseguidor, el enfermo llega a la conclusión absoluta, evidente, de
que es preciso que uno de los dos (él o el otro) desaparezcan.
Todos los perseguidores tienden a vengarse al
cabo de un cierto tiempo de delirio. A veces, después de intentar en vano que
les hagan justicia, deciden tomarse la justicia por sus propias manos. Entonces
entran en un periodo de lucha activa que se proyecta en el crimen.
Hesnard también se refiere a los accesos maníaco depresivo y a la
psicosis aguda; en ésta sus formas más agudas se manifiestan por una agitación
desordenada, el enfermo tiende más a romper y volcar automáticamente los
objetos que tiene a su alcance a ejecutar, más que a planear conductas
homicidas.
El verdadero acto criminal, es siempre en
ellos bastante raro, debido a que el enfermo llama siempre la atención, desde
el principio de su acceso y puede ser aislado a tiempo.
Por el contrario, en el estado de depresión,
el acceso melancólico opuesto a la forma maníaca se da de otra forma, tino de
los síntomas habituales es su sufrimiento moral que impone al sujeto la
convicción de ser indigno, culpable y de merecer la muerte (estado que a veces conduce
al suicidio y que puede en ciertos casos llegar al homicidio). Es un crimen muy
particular, inspirado por el deseo de evitar a un ser querido la angustia y los
sufrimientos experimentados por el propio sujeto.
Asimismo, Di Tullio, se refiere a ciertos individuos a quienes las ideas
delirantes de culpa, infelicidad o ruina los llevan a considerar como un peso
insoportable no sólo la propia vida, sino también la de los demás,
especialmente la de los familiares/ Son los "homicidios por piedad",
así puede suceder que el padre y más frecuentemente la madre, sea empujada
amatar al hijo o a los hijos, o que destruya a toda la familia, con el solo fin
de evitarles los sufrimientos de una vida considerada dañosa e insoportable.
Tal homicidio comúnmente va seguido de suicidio.
Hemos conocido el caso de una madre que ahogó en un estanque ubicado
cerca de su casa a sus dos hijitos para evitar que los matara un hombre
encapuchado, figura alucinada por ella. H. Ey expresa que se puede describir
toda una serie de actos homicidas, patológicos, avanzando desde el más
auto-mático, al más consciente. Distingue:
a)
Homicidios que son cumplidos en un estado de inconsciencia total o casi
total, este es el caso de los asesinatos en el curso de los estados confusionales
o en los estados crepusculares epilépticos. En este caso es habitual la amnesia
posterior.
b) En un
nivel de trastornos menos profundos señala los actos homicidas perpetrados por enfermos
demenciales o confusos, cuyas impulsiones agresivas escapan al control de su
inteligencia. Por ejemplo, en el caso del demente o del idiota que mata en un estado
confuso onírico).
c) El
homicidio puede estar también determinado por una motivación delirante, depende
entonces de sentimientos o ideas de persecución, de celos o de envenenamiento).
d)
Al igual que el suicidio el homicidio puede presentarse como una
obsesión, impulsión, a la cual el sujeto se resiste hasta el límite de lo posible.
Es decir, en el homicidio patológico, se observa una súbita impulsión
homicida como resultado de sus delirios o bien, sin motivo definido. En el
inicio de las evoluciones esquizofrénicas existen crímenes particularmente
dramáticos y paradójicos que se denominan homicidios inmotivados.
Homicidio asalariado. Muchos
criminólogos se refieren al homicida asalariado como un individuo que presenta
características específicas de personalidad. Este individuo realiza el delito a
cambio de una cantidad de dinero que está previamente estipulada, por lo común desconocen
a su víctima y no planean el crimen sino que se limitan a ejecutarlo, lo que
revela la índole de su patología.
Homicidio político. Con
respecto al crimen político podríamos decir que es calificado por sus consecuencias
más que por su esencia. Para que esto suceda debe intervenir todo un conjunto de
elementos políticos, socio-económicos, culturales, dentro del contexto de una
determinada época histórica. Este tipo de crimen constituye un elemento táctico
que es valorado o repudiado en diversa medida por los diferentes grupos
politizados que luchan entre sí.
Podríamos señalar que la incongruencia política tiene como consecuencia
una psicodinámica que lleva a la violencia. Esta reacción está manifestada a
través de conductas individuales, grupales e institucionales, de múltiples
modalidades en relación a instrumentos delictivos que van desde el más
primitivo hasta los más elaborados y técnicos. Desde el individuo que actúa solo
y de una manera impulsiva y violenta hasta el grupo comando perfectamente
adiestrado para la destrucción y con objetivos e intereses políticos comunes.
No se desea eliminar a la víctima como persona sino lo que representa
políticamente, pero el homicida revela en esta conducta su enorme autodestrucción
eliminando a las personas que no piensan y actúan como él.
Desde el punto de vista psicológico el individuo que comete un homicidio
político presenta una estructura de personalidad con marcados rasgos
psicopatológicos, individuos con un gran monto dé agresividad que racionalizan
sus conductas violentas justificándolas en relación a sus ideas políticas. Es
decir, que el nivel intelectual de estos sujetos (marcadamente psicópatas) los conduce
a un comportamiento "negador", utilizando mecanismos de defensa intelectuales,
pero donde se observa una profunda patología en el área afectiva.
Algunos criminólogos opinan que su psicología es muy similar al criminal
pasional, por la disociación psíquica que realizan entre sus aspectos
intelectuales y afectivos, única manera, por otro lado, de poder desarrollar un
comporta-miento violento.
Homicidio de grupo. Con
referencia a la participación, podemos decir, citando al profesor Núñez, que
cuando al delito contribuyen más de una persona los intervinientes pueden tener
calidades diferentes, con arreglo a la forma en que participan. Puede haber un
autor o varios autores, instigadores y cómplices y éstos pueden ser necesarios
o secundarios.
Veamos los tipos de participación: es autor principal del delito el que
lo ejecuta y lo hace, sea el que intente o con-sume, lo común es que lo ejecuta
por su propia acción personal. Los coautores son los que toman parte en la
ejecución del hecho. Lo cual supone una cooperación para que él se ejecute. Los
cómplices son los que prestan una ayuda sin lo cual el delito no se hubiera
cometido en la forma particular en que se cometió.
Desde una perspectiva psicológica el homicidio de grupo nos indica que
es necesario estudiarla dinámica de la participación del sujeto en la conducta
delictiva, conocer el grado de participación implica abordar el estudio de la
psicología de grupo. Por grupo nosotros entendemos el conjunto de personas
interdependientes que constituyen un verdadero organismo que engloba no sólo a
sus miembros, sino también a sus objetivos, sus acciones, sus recursos, sus
normas, etc. Es decir, no es posible referirse al grupo sólo a partir de los
factores de proximidad, semejanza e interrelación, éstos solo adquieren un
sentido colectivo en el interior de una estructura que rige el juego de las
interacciones e implica una meta, un marco de referencia y vivencias comunes.
En todo grupo, a cada miembro le corresponde un distinto tipo de rol
interpersonal, que se va haciendo más evidente en la medida en que el grupo se
integra más.
En cada grupo existe una atmósfera emocional que prevalece y un distinto
grado de intimidad. Las mismas tareas llevadas a cabo por distintos grupos de
delincuentes varían considerablemente en estilo y organización.
En las situaciones relacionadas con el homicidio, realizado por un grupo
encontramos:
a)
Homicidio por robo (el grupo tiene por objeto apoderarse del dinero u
otros objetos). Se comprenderá que aquí el homicidio puede deberse a múltiples
situaciones, como por ejemplo: puede ser planeado conjuntamente con la acción
de robo, resultar "accidental" como un medio para no ser
identificado;
b) Como una
conducta de sadismo, tal es el caso del homicidio pasional en donde intervienen
varias personas asalariadas y
c)
Homicidio por venganza entre grupos. En resumen, podemos decir que en el
homicidio grupal se observa una problemática de interdependencia, propia de un
grupo enfermo, en la que todos los integrantes están relacionados a una
específica patología.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DE INVESTIGACIÓN
Psicología Criminal, Hilda
Marchiori. Editorial Porrúa. Quinta Reimpresión de 15ª Edición, México 2015,
Pág. 15-26.
Comentarios
Publicar un comentario